3 d’ag. 2011

Crònica de la batalla dels "Moros i Cristians"

PEP CÓRCOLES (DdM) "Mare de Déu dels Àngels, assistiu-mos. Pollencins, aixecau-vos, que els pirates ja són aquí!" Con este tradicional grito volvió a alertar ayer Joan Mas, a las 19.07 horas, a los habitantes de Pollença de la invasión de los corsarios otomanos de Dragut.
La fiesta de moros y cristianos de Pollença recrea, con más o menos licencias históricas, una invasión de piratas acaecida la noche del 30 al 31 de mayo de 1550.

Pollença vivió ayer su fiesta grande, su día de la Patrona. Miles de pollensins tomaron las calles junto a miles y miles de visitantes que colapsaron el aparcamiento en los alrededores de la villa. Desde primeras horas de la tarde ya se notó el goteo de coches que llegaban para asistir a esta fiesta particular, sin parangón alguno por la forma en que se desarrolla, entre otras muchas que se celebran con la misma temática en España.
No obstante, la fiesta había comenzado ya a las cinco de la madrugada con el toque de l´Alborada. Se trata del aviso a los habitantes de Pollença para que se preparen a celebrar su día grande. Nicolás de Castro, un músico gallego, enamorado de esta fiesta, compuso en el siglo XIX la pieza que ayer volvió a interpretar la banda. Cabe decir que l´Alborada se debe escuchar en silencio, y este año fue así. La decisión del Ayuntamiento de detener la verbena a las 2 de la madrugada posiblemente posibilitó que l´Alborada fuera como las de antaño, con menos gente pero muy sentida. El silencio fue sepulcral y a más de un pollencí se le notaba ya la emoción en el rostro.
Que duda cabe que nunca llueve a gusto de todos; mientras que parar la verbena a una hora prudente resucitó una alborada muy tradicional, para ciertos establecimientos públicos significó menos ganancias. Aunque alguno de los propietarios de bares indicaba que "más daño nos hace el botellón. Los jóvenes no gastan un euro se lo traen de casa y encima ensucian".
Por la mañana destacó el oficio religioso en honor a la Mare de Déu dels Àngels en el cual tiene lugar el baile de l´oferta que llevan a cabo los cossiers. Se trata de otro de los grandes momentos de la fiesta. Cabe recordar que los cossiers de Pollença se incorporaron al día de la Patrona en 1981. Entonces fueron recuperados tras setenta años de no actuar.
Los cossiers de Pollença estaban fuertemente ligados a los pescadores. Antiguamente bailaban el día de Sant Pere, pero su tradición se fue perdiendo con el traslado de los hombres de la mar al Moll. En 1910 bailaron por última vez hasta que fueron recuperados e incorporados a la celebración de la Mare de Déu dels Àngels.

Procesión
La procesión religiosa, que tiene lugar una hora antes de la batalla, es otro de los momentos entrañables. Ayer volvió a emocionar a muchos vecinos del pueblo que no pudieron reprimir alguna lágrima al paso de la venerada Virgen. Los integrantes de l´Ajuntament Vella (Mateu Capó Vila, Josep Vilanova Vives, Tomeu Salas Sacarés y Antoni Caballero Borrego) representan a la autoridad local que regía el pueblo en 1550. En la procesión portan la bandera del municipio vestidos con un peculiar traje de payés de lujo. Cabe destacar que este año, estos cuatro amigos no tuvieron competencia en las elecciones por lo que fueron elegidos automáticamente.
Tras la procesión llegó uno de los momentos más esperados, el simulacro. Minutos antes de las 19 horas compañeros y parientes de Joan Mas (Josep Cerdà) formaban una barrera para contener a la gran cantidad de gente que se congregaba ante la ventana por la que debía saltar el héroe. Éste lo hizo con dilación y tras un primer cruce de espadas con Dragut (Josep Lluís Pons) retrocedió y lanzó su grito, muy alto, claro y con mucha emoción. Fue el momento cumbre y el que lanzó a las huestes al primer encontronazo.
El bando cristiano armado con sus largas trancas hizo frente heroicamente a los corsarios turcos. Cabe destacar que los cristianos llevan trancas como armas porque en 1550 se supone que salieron a la calle con lo primero que pillaron para defenderse y eso eran las trancas de las puertas.
l´Ajuntament Vella se incorporó a la batalla hacia las 19,20 horas a la altura de la calle Ecònom Cifre. Desde ese momento no dejó de pelear al costado de Joan Mas.
Con paso firme y arrojo guerrero, la milicia cristiana fue repeliendo a los turcos hasta el campo de fútbol. Allí tuvo lugar la última batalla y la más importante. Mas arrebató poco antes de las 21 horas la bandera pirata y se la llevó como ofrenda a la Mare de Déu dels Àngels.
La fiesta acabó por la noche en la plaza con una tracay la interpretación del Visca Pollença.

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